Vistas de página en total

lunes, 9 de marzo de 2015

Miedos.... miedos....


Ya he comentado anteriormente, que uno de los temas recurrentes en los comentarios de quienes se interesan por los viajes en bici, es el miedo.
¿no tenes miedo? es lo primero que dicen cuando comento un viaje hecho o en proyecto. Respondo preguntando ¿y vos a que le tenes miedo?... y aparecen los fantasmas que cada uno aloja. Miedo a la soledad, a enfermarse, a no poder entenderse con gentes de diferentes idiomas, al robo.... etc. etc.
El habitante de una gran ciudad vive rodeado de gente, viaja apretujado en el transporte público y cree que está acompañado.... hemos visto imágenes de agresiones racistas en el metro y la absoluta y total impavidez del pasaje.
La enfermedad puede aparecer sin viajar y en casa nos podemos quebrar un hueso en una tonta caída.
Tenemos vecinos que hablan nuestro mismo idioma y jamas nos han dirigido una palabra y si nos cruzamos en el ascensor, un gruñido puede ser el saludo.
Para estar expuestos al robo o la agresión tampoco hace falta desplazarse fuera del perímetro de nuestra ciudad.
Pero el miedo es una trampa, una cárcel, creada  por nuestros pensamientos, y los barrotes que hemos generado solo pueden ser quebrados por un cambio en nuestras actitudes y pensamientos. Somos nosotros los poseedores de la llave de esos tremendos candados.
Pero también es cierto que esta sociedad nos necesita temerosos, pusilánimes y abona esos miedos que nos paralizan para poder utilizarnos mejor. Miedo a no agradar a los demás, a perder el empleo, a necesitar más dinero y no disponer de él, a defraudar las expectativas que otros han depositado en nosotros, a que nos dejen de querer, a no estar a la moda... a todas las cosas importantes o estúpidas que se te puedan ocurrir.
Hay gente torturada por un miedo inconmensurable y algunas han logrado vencer al monstruo e inclusive han tenido el coraje de contarlo, porque también perdieron el miedo a la burla.
Una experiencia que merece ser conocida es la de Ainhoa, una ciclo viajera que tuve la suerte de alojar en casa el pasado verano, aunque en ese momento no pude ver la tremenda dimensión humana de la que era poseedora y mucho menos imaginar de que pozo había salido.
Visiten su blog y lean su última entrada.... 
http://companniers.blogspot.fr/2015/03/vencer-el-miedo-al-miedo.html#more

2 comentarios:

  1. El tema del temor (o del miedo) da para otros anales. Por ejemplo, si uno tiene un asidente, o lo roban, o pierde los documentos, en su lugar (donde vive o trabaja), tendra en general una red de contension, una red de apoyo, que no la tiene cuando esta cruzando la puna de Athacama. Mira las turistas francesas en Salta, a quien le van a pedir ayuda en el medio del bosque? En la ciudad, aunque a uno lo caguen a palo en el bondi, ahi nomas hay una ambulansia (o un taksi para llevarte al hospital), esta la comisaria, uno puede llamar a un familiar, amigo, etc., que se apersone, en fin, una red de apoyo.

    O sea, el miedo tambien esta en la ciudad, pero uno conoce el medio y sabe con que recursos cuenta en caso que el robo, la agresion, o el asidente ocurran.

    Tambien esta el tema de a que temer: los compinches tuyos de Santa Rosa dirian "Mira la caripela del coso ese", y con eso se determina si un tio es sospechoso, si es pesado, si es major apartarse de ese lugar. Pero hasta Salva te dice en su blog que, a veces, en otras culturas, es dificil saber si realmente uno esta tratando con un malhechor, o si la apariencia de esa persona es simplemente normal en esa otra cultura.

    Guarda el parche, todo esto no quiere decir ni que uno se quede en casa, ni que no hay que tener miedo. Simplemente quiere decir que hay muchas maneras de verlo. Para algunos, el verdadero fulbo se disfruta en la cancha. Para otros, lo se mira por TV, y eso se disfruta tambien (disfrute diferente, para una persona que aprecia la esperiencia en forma diferente).

    ResponderEliminar
  2. ¿y tú que harías si no tuvieras miedo?

    Qué grande Pampa!!! Saludos de Iñaki de Pinsoro :)

    ResponderEliminar