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miércoles, 28 de mayo de 2014

Masacre de Napalpí

Mi último viaje en bicicleta, tuvo como tema motivador, volver a mi abuelo abipón a la tierra donde nació... 
La sangre viaja y Alaikín, mi abuelo, viaja conmigo y con él, todos los que antes fueron. 
El abuelo nació en una "reducción", que era el sitio donde los pueblos originarios eran recluidos y reducidos a la servidumbre y la esclavitud, para ser entregados luego a órdenes religiosas (católicas, apostólicas y romanas) o a personajes poderosos.
La reducción llevaba el nombre de La Purisima Concepción de Sumampa y todos los abipones recibieron por imposición, un bautismo y nombre cristiano. Natividad de Jesús Suárez fue el impuesto a mi abuelo. Nombre de onomástico y apellido del cura que cristianó a la indiada.
Yo, con el derecho que me da la misma sangre, re-nombré a mi abuelo como Alaikín. Nombre abipón, de un cacique que no pudo ser doblegado por la codicia desmedida de los conquistadores.

El abuelo Alaikín murió de tifus en 1916, a cientos de kilómetros de donde nació y ocho años después cientos de sus hermanos fueron masacrados "cristianamente" en la provincia del Chaco.


La Masacre de Napalpí es el nombre con que se conoce la matanza de cientos de indígenas de las etnias qom y mocoví a manos de la policía chaqueña y grupos de estancieros, acaecida el 19 de julio de 1924 en la Colonia Aborigen Napalpí, provincia del Chaco, Argentina
La disposición de las autoridades para que los indígenas entregaran el 15% de su producción de algodón, provocó  gran descontento.
El día 19 de julio de 1924 muy temprano, un grupo de unos 130 hombres, entre policías, estancieros y civiles blancos de la zona, fuertemente armados con fusiles, rodearon el campamento donde se habían reunidos los indígenas alzados que, armados tan sólo con palos, bailaban en una fiesta religiosa organizada por los chamanes en la zona del Aguará, un área considerada sagrada por los qom ubicada dentro de los límites de la colonia. Convencidos de que los dioses los protegerían de las armas de fuego de los hombres blancos no pudieron ofrecer resistencia a los disparos dirigidos al campamento durante cuarenta minutos. Luego los blancos entraron al mismo para rematar a machetazos a los indígenas que quedaban, muchos moribundos, incluidos mujeres y niños.
En el libro Napalpí, la herida abierta, el periodista Mario Vidal detalla: «El ataque terminó en una matanza, en la más horrenda masacre que recuerda la historia de las culturas indígenas en el siglo XX. Los atacantes sólo cesaron de disparar cuando advirtieron que en los toldos no quedaba un indio que no estuviera muerto o herido. Los heridos fueron degollados, algunos colgados. Entre hombres, mujeres y niños fueron muertos alrededor de doscientos aborígenes y algunos campesinos blancos que también se habían plegado al movimiento huelguista».
La Reducción de Napalpí había sido fundada en 1911, en el corazón del Territorio Nacional del Chaco. Las primeras familias que se instalaron eran de las etnias Pilagá, Abipón, Toba, Charrúa y Mocoví.
En enero de 2008, el gobierno de la provincia del Chaco pidió disculpas públicas y oficiales por la masacre y rindió homenaje a la única sobreviviente, Melitona Enrique, que cumplía 107 años ese día y que fallecería el 13 de noviembre de 2008.

Mis tres abuelos europeos lloran en silencio.

www.youtube.com/watch?v=zm9Dy5iLazU

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