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jueves, 8 de agosto de 2013

Hondarribia - Saint martín de Seignanx , 5º día

Amaneció gris y con una temperatura agradable, por lo que rodar en las subidas de entrada a Francia fue un placer. Mucho tráfico y el turismo abarrotando los hermosos pueblos y playas del País Vasco Francés. El plan era llegar a Bayona y hacer con tranquilidad los aproximadamente 50 kms., que me separaban de esta ciudad.

En una hora llegué a Saint Jean de Luz y entré hasta el puerto, recorrí sus peatonales y la plaza, donde charlé con un artista plástico que ahí vendía sus cuadros. Lleva 25 años viviendo en Brasil, en la ciudad de Fortaleza, viajando a Francia los veranos. Gran pescador de truchas, conoce la Patagonia como yo. Hablamos de lagos, ríos y playas conocidos y a más de once mil kilómetros, reviví los paseos por el Estefen, Espejo Chico, Escondido, Huechulafquen, río Chimehuin, brazo de la Tristeza... cada recuerdo que traíamos nos iluminaba la cara a ambos.

Volví a la ruta con los recuerdos de las acampadas en el Espejo, la travesía cruzando el Manso para salir al fondo del Estefen, la visita a la estancia donde trabajaba Simón Lewis y las truchas del Chimehuin.... el mar me pintaba de azul cada historia recuperada y así entré a Biarritz, famosa por su festival de cine. Dí unas vueltas por sus calles y me proveí para el almuerzo, que hice bajo un gran árbol en un parque, donde también dormí mi sagrada siesta. Con nuevas energías rodé hasta Bayona donde no hay camping, por lo que seguí hasta Saint Martín de Seignanx, alejándome de la costa y totalizando 66 kms.

El camping de lujo y con un precio acorde... necesité negociar la tarifa que triplicaba la de la noche anterior. Finalmente, hice uso de todo lo que me brindaba... lavé ropa, me duche y me instalé en la piscina hasta el atardecer, cuando decidí recorrer las instalaciones. No hay una sola casa fija, como es habitual en todos los campings de Europa. Son grandes parcelas donde muchos ingleses despliegan sus caravanas gigantes y los accesorios de los que se rodean (parrillas portátiles, carros cocina, grandes toldos) Todos habían cenado y bebían sus vinos o tragos con la clásica vela en la mesa. Volví a mi palacete, preparé mi cena y me acosté otra vez mirando el cielo a través de la ventana de mi carpa.
 Ya en suelo francés sigue presente el euskera como lengua predominante.
 Mientras circulaba por las peatonales de Saint Jean de Luz montado en mi bici, la policía me indicó que el área era "peatonal".. había que caminar... sorry men, se me escapó el detalle.
 A mi izquierda un tranquilo Atlántico aparecía y desaparecía haciendo mas grato el pedaleo.
 Desde mis "aposentos" podía ver la valla de la piscina del camping. Más atrás el bar y los servicios.
Dentro de la carpa se ve la funda sábana que usaba a cambio de la bolsa de dormir, pues las temperaturas siempre fueron muy altas, bajando como máximo a unos 17º durante las madrugadas.
Este día gasté € 39 incluyendo los 20 del camping.


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